Hay historias que lo mejor es dejarlas sin contar. Hay
pesadillas que es mejor no revivir. Hay pensamientos que es mejor no concebir. Aquí
estoy, sentado, escribiendo, escuchando al maestro Dmitri Shostakovich en su sinfonía
número 5, en Re menor. Es un momento de reflexión,
cada nota, bella y perfecta, permite el pensamiento fluir de una manera
excelsa. Pero… ¿de qué vamos a hablar? mejor dicho ¿de qué les voy a hablar? Pues
de nada, no hay nada de qué hablar. Filosofía ciertamente no. Pero ¿Por qué no?,
pues por un hecho del que todos tenemos conocimiento, pero del que no nos gusta
hablar. La filosofía no existe. Esa rama del pensamiento tan bella y compleja,
esa filosofía que tanto amo, como me cuesta negar su existencia. Pero es la
realidad. En palabras del maestro
Emeterio Gómez, la filosofía es solo una justificación para lo que pensamos,
igual a lo que la ética a la etiqueta. Empecé esta entrada hablando sobre lo
que no debe ser dicho. Y pues no hay mejor referencia a esto que menciono. ¿Cómo
concebir un mundo sin las maravillas de la filosofía? ¿Cómo concebir un mundo
con un semejante nivel de ignorancia e incultura? Pues simple, muy simple es.
El ser humano es un ser egoísta, el ser humano se pone a si primero que a
otros, en absolutamente todos los casos. Muchos podrán discernir conmigo al
respecto, y algún punto en su argumento tendrán, pero pues verán, que esta teoría
es infalible, ya que, citando nuevamente al maestro Gómez, del marxismo a la ética,
un pequeño detalle arruino la entera formula. Ese detalle, ese paréntesis entre
la incógnita, es nada más y nada menos que el nihilismo propio de nuestra
especie, esa escuela del pensamiento tan crítica, esa rama de nosotros que se
afianza sobre su propia capacidad y autoridad de cuestionar la autoridad, en
otras palabras, ese egoísmo propio del ser homínido que nosotros somos. Este sencillo, pero totalmente verídico argumento
no deja espacio a las maravillas de la filosofía, más bien nos da la certeza,
de que por nuestro propio pensamiento estamos siendo constantemente engañados.
Estamos siendo totalmente cegados. Es más, incluso esta entrada puede ser
etiquetada de fervientemente nihilista, y es más bien una clasificación totalmente
apta. Pero es que, precisamente el hecho de darle este término de nihilista,
cuando cualquier otra persona la catalogaría de una forma totalmente diferente,
es la viva imagen de que el ser humano es una entidad u organización totalmente
distinta por cada individuo nuestro. Con esta entrada no busco criticar ramas
del pensamiento, ni mucho menos, ya que el nihilismo es una de las escuelas que
personalmente considero sagradas. Con esta entrada busco simplemente culturizar
aquellos que quieran y se dejen culturizar. Con esta entrada busco aportar esa
pequeña chispa que hace falta para encender el gran pensador que habita en cada
uno de nosotros. Y así concluyo este pequeño escrito para ustedes, mis
lectores, en las disminuidas notas de este compás del Maestro Shostakovich.